22.6.08

Manifiesto mugroso.

Estamos cansados! si si, estamos cansados!
Se hace tarde para lamentarse. Hemos perdido toda esperanza
Ya nos abandonaron los dioses, los mares están sucios,
Los vientos tienen rumbos violentos, destruyen ciudades enteras
y las despedazan. La lluvia cae en forma de fuego
ya no podemos respirar entre tanta basura que tapa los cielos.
Estamos cansados de la pobreza que hemos heredado de nuestros padres
De la guerra y su charco de sangre, de la locura del dinero
y su libertad asesina de naciones enteras, de culturas y civilizaciones.
Estamos cansados, porque respiramos humo, comemos mierda y cagamos monstruos.
Porque no tenemos la solución y se nos acaba el tiempo, la selva se apaga
la nieve nos quema, y el calor nos sofoca. Moriremos de hacinamiento
de olvidar que existe el otro, aplastados por nuestro propio peso.
Nos negamos a participar de la locura porque se nos prohibe el alivio a
nuestras dolencias, porque hace siglos dejamos de mirarnos a la cara
y la obediencia cada vez nos quita mas fragmentos de nuestro cerebro,
bombardeado de imágenes de terror y lascivia, de miedo y consumo .
Renunciamos al llanto y la carcajada de este tiempo mordaz que se comerá
a nuestros hijos hasta sumirlos en la batalla. En el siglo de los hombres
Insecto, insecto obediente y productivo que sirve para llenarse la boca
de la carroña que ha de matarlo, que no sabe donde pisa, cegado por la
luz de mil pantallas, que le dicen como ha de actuar y como debe morir.
Renunciamos a sus construcciones pobres, de paredes que caerán sobre nosotros
en el día de la venganza del infinito, de hogares-jaula, de estados que torturan,
de muertos que gobiernan. Renunciamos a una viciada forma de vida
porque los segundos se agotan los minutos se consumen y las horas se desperdician.
Porque levantamos plegarias al miedo que solo responde con miedo y estamos
sobre poblando el infierno, gastando cada hueso que nos queda sano en vano.
Buscamos refugio en la paz que aun no ha regresado, en la tinta que vuelve
a dibujar las flores que la langosta gris se trago hace un siglo o quizás cinco,
en los colores que vuelven a brotar cuando se termina una tormenta.
Buscamos refugio porque aunque todos los carteles sonrían, de las calles brota sangre
de inocente, de ignorante y de culpable y salpica un futuro que no existe pero insiste.
Nos negamos a ser soldados, de la guerra de lo escaso y a morir tras sus pasos.
Nos negamos a ser policías, políticos, periodistas, reyes o esclavos, mártires o clavos.
Y nos escondemos tras las letras para que nuestros gritos se escuchen hasta que los
Sordos oigan, para devolver todas las bombas que nos destrozaron, porque ha terminado
El tiempo de los muertos callados, porque las piedras ya han hablado.

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